sábado, 28 de julio de 2007

Gabriela comenzó a tomar pastillas azules para olvidar a Fuensanta, su novia. Fuensanta era una chica atractiva, morena, delgada de complexión media. Mexicana, llevaba un año viviendo en Madrid, estaba estudiando actuación para cine. Llevaban un año sin verse, ni hablar, ni ser pareja. Ella todavía no se iba a Madrid, cuando Gabrielle le llamó. Su hermano había muerto y esa era la única razón por la que Gaby llamaba de vuelta. Pero fuensanta, insensible. Inmersa en su carrera, estudios, en su actuación. Poco acompañó a gabriela en su duelo. Hacian el amor sin recuperar el titulo de pareja. Dolía más que gustar. La presencia lastimaba más que la ausencia.

lunes, 23 de julio de 2007

Final guardado

Parece que ayer terminó un cuento. Reproduzco el final por ahora, porque aunque la vida ha terminado de escribir esa historia, su protagonista no ha levantado aún la pluma para dejarlo más allá de la memoria. Por el texto, por el tono... podríamos estar en el pueblo de Pedro Páramo. Cuando salí del campo.... Ya no arrastraba los fantasmas que generé... y tenía que ser así... y ahí, en donde se creo todo...

viernes, 6 de julio de 2007

Cleo de 5 a 7

Así fue como me platicó la historia de Cleo, una perrita blanca con manchas cafés, delgada, pero sin duda la más linda del lugar. Cuando Elisa llegó a la escuela, hace tres años, Cleo era una cachorrita recién nacida y moribunda. Tenía sarna en todo el cuerpo incluidos los pulmones. Era un pedacito de perro que temblaba y con cada paso se podía ver sin dudar que su vida se tambaleaba. Elisa decidió cuidarla, amarla, alimentarla. Se la pasaba dormida y comía muy poco. De cinco a siete despertaba y era su momento de mayor lucidez. Era como si a esa hora intentara demostrar que seguía aferrándose a la vida. Luego volvía a dormir, tal como sucede en la película “Cleo de 5 a 7”, de la nouvelle vague, de ahí su nombre. Tal parece que esta escuela tienen una maldición. Como si fuera el mejor lugar del mundo y que tras un par de años se convirtiera en el peor infierno. Tienes que pasar por muchos retos para lograr salir de él. Quizá después vendrá la gloria. Lo difícil de la rutina es soportarla. Y parece que Elisa ya no puede más. He pensado en ella desde ayer, encontrarla aquí fue importante. Tiene los colores más vivos para vestir, seguramente es la más popular, la más deseada. Es como Vivián Garzón, la actriz sobre la cual estaba escribiendo. Me quedaban pocos días para la última entrega pero parecía que el viaje me estaba ayudando a desbloquearme y a encontrar los dos últimos capítulos. Cuando Elisa terminó la historia de Cleo se levantó y agradeció la cerveza. No volví a hablar con ella durante ese viaje, pero aún conservo su dirección electrónica. Si no fuera quien soy este encuentro hubiera servido para terminar el libro y para comenzar otro. La historia de Elisa y yo amándola. Quería volver a acercarme a ella y pensé que sería cuestión de tiempo. Como en el cuento de Lucía y el sexo (si me dejas, si me das tiempo). Corrí a mi habitación para terminar la historia de Vivian. Las ideas llegaban directas a la pantalla de la computadora pero mi mente no dejaba de pensar en Elisa. Así que me traté de concentrar en los últimos dos capítulos. (para regresar a las puertas, clic aquí)

La Isla y el agujero

Hay pocas películas que me hayan impactado tanto en los últimos años. Cuando Julio Medem hizo Lucía y el sexo, era difícil superar a los amantes del Círculo Polar. Hace un par de días, platiqué con Gerardo sobre algunos amigos, su vida en Torreón y lo que sucedía con este año. Y en ese encuentro, el estaba leyendo un fragmento de "Lucía..." en mi blog de las puertas. Ha pasado algo raro con ese blog. Creo que se cerró. No he podido entrar desde que regresé de Cuba. Ni siquiera pude terminar de escribir la bitácora. Pero en el medio, en el centro de las conversaciones, ahí donde convergen los personajes, se gestó la idea de terminar la bitácora con la historia de Cleo. Así combiné un poco de la vida en la Habana (la Isla)y le puse un link hacia la nouvelle vague (el agujero. Así comence este homenaje a los cuentos llenos de ventajas. Esos que cuando parece que todo va mal, tienes la suerte de encontrar un agujero donde menos te lo esperas. Y eso es lo más bello, porque te lleva a la mitad del día, de aquel momento, de ese otro sueño para que así se abra una nueva oportunidad, borrando todo aquello que sucedió, con la esperanza de que no hay nada malo. Sin el agujero, hay muchas cosas probables, pero solo una es posible. Con él, de todas las probabilidades e improbabilidades, surge una ventaja (y el motor de improbabilidad), la mueve. Para ello, una isla (en la que tu nickname puede convertirse en Asli), para así conocer a la distancia al Farero. Ese que ilumina las costas oscuras en medio de la noche, en las islas abandonadas, que flotan como un pedazo de madera sobre el mar. Aquí, en estos cuentos llenos de ventajas, se buscan fareros que iluminen las costas de mi playa.